martes, 12 de mayo de 2009

Six days in Fallujah

Esta vez quiero cambiar un poco la pisada del blog. En lugar de hablar sobre un juego que salio, les hablare de un juego creo que debió salir. El juego en cuestión se llama “Six days in Fallujah”, y esta ambientado en una campaña particularmente violenta de la guerra de Irak.

Eso de por si debería ser una señal de alarma para más de uno. Si vemos pocos juegos ambientados en Vietnam (una de las guerras más controversiales de la historia, y la primera vez que los norteamericanos empezaron a no verse como “los grandiosos salvadores de la humanidad”), es aun más difícil la idea de ver juegos ambientados en conflictos reales y recientes. Los únicos ejemplos que puedo pensar, como Call of Duty 4 o los juegos de Tom Clancy, generalmente inventan un escenario similar al real, con enemigos plausibles pero no reales en ambientes como “país árabe genérico” o “selva sudamericana genérica”, donde los protagonistas son héroes de película y los demás son villanos de dibujos animados. Este juego no solo prometía contar una historia conocida y actual, sino también hacerlo en forma realista, contando para eso con testimonios de soldados y rebeldes.

Así que realmente no debería ser una sorpresa ver que cuando Konami propuso publicar un juego basado en una campaña real, de una guerra aun en curso, mucha gente pusiera el grito en el cielo. Tampoco resulta una sorpresa que poco después Konami se echara para atrás, debido a la mala publicidad que el juego estaba adquiriendo. No es una sorpresa, pero si una lastima.


¿Por que lo considero una lastima? Porque si bien entiendo que hay un tema de sensibilidad asociado y que Konami es una compañía que debe cuidar sus intereses antes que nada, considero que era necesario que el juego saliera. Esto va más allá de si el juego es bueno, malo o genérico. El hecho de que alguien pusiera el tema sobre el tapete ya es lo bastante importante. Si los juegos pretenden ser una forma de arte, o mejor dicho, un medio para crear arte (una posición que quienes escribimos este blog compartimos), entonces tienen que ser capaces de crear arte. Y el arte muchas veces es impactante, muchas veces es desagradable, muchas veces es controversial. No todos los juegos tienen que hacernos pensar (no todas las películas tienen que hacernos pensar), pero si como medio queremos demostrar que maduramos, tenemos que tener ejemplos de eso. No solo tenemos que aspirar a tener nuestro “Señor de los Anillos”, sino también nuestro “Fahrenheit 9/11”; no solo tenemos que aspirar a juegos que nos hagan sentir épico y súper poderoso, sino también impactado, asqueado o disgustados por lo que vemos en la pantalla, en definitiva, que nos hagan pensar. Ciertamente han habido avances en ese aspecto, pero por cada escena dramática donde Niko Bellic se lamenta de sus acciones y su pasado, hay decenas de momentos donde uno puede destruir ambulancias con un lanzamisiles.

La actitud de Konami de echarse para atrás después de publicitarlo no sorprende, pero si desagrada. Actualmente solo puedo verlo como: a) un tema de cobardía ante la mala prensa, o b) un tema de ignorancia ante la falta de imaginación respecto a la respuesta que el anuncio iba a levantar. Si bien puedo entender que como una empresa que debe responder a sus accionistas, Konami no quiera meterse en este baile, pero no puedo entender como se sorprendió que esto pasaría. Entre esto y el tema del racismo en Resident Evil 5, empiezo a pensar que los publishers japoneses tienen una actitud muy ingenua hacia los juegos y el mundo. Posiblemente sea esta misma actitud la que posibilito que todo este tema surgiera en primer lugar. Al final, tomaron la decisión de retirarse luego de tirar la piedra, lo cual resulta cobarde.

Los videojuegos como tal son una empresa multimillonaria. Gastan millones de dólares y esperan recaudan millones más. En ese sentido, toda esta historia debería ser bastante predecible. Los juegos tienden a ser parecidos unos a otros, y en su intento por distinguirse tienden a dar pasos de bebe, a confundir gimmick con novedad, y en pensar que ser creativos es cambiar la ambientación después de 4 juegos usando la misma. Realmente, si no fuera por los juegos independientes y muy contadas excepciones entre los juegos comerciales, esta generación seria un difícil momento para defender la postura de que “los juegos son arte”. Un juego puede verse bien, requiere el trabajo de muchas personas, todas técnicamente hábiles y varias de las cuales tienen decisiones creativas que tomar, pero también un auto. Eso no lo hace arte, sino su capacidad para evocar sentimientos y provocar pensamientos en las personas que lo experimentan. Si me baso solo en los juegos exitosos del mercado, supongo que los sentimientos y pensamientos que los juegos pueden provocar son muy limitados.

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