jueves, 22 de enero de 2009

World of Warcraft

Hola. Mi nombre es Diegzor y hace dos meses que no puedo largar el World of Warcraft. ¿Cómo es posible? ¿Cómo puede ser que estoy dispuesto y feliz de gastar cerca de 14 dólares y 20 – 30 horas todos los meses en esto? ¿Cómo puede ser posible cuando es un juego del 2005 y hay cosas fantásticas del 2008 que todavía no he probado como el Fallout 3 o aun anteriores, como el Bioshock?

Empezar es fácil, se elije raza, clase, y a jugar. Las razas son todas las del universo del Warcraft y a su vez pertenecen a una facción, Alliance o Horde. Las clases están basadas en el universo de Warcraft también, y no están muy alejadas de lo que uno esperaría de un mundo de fantasía. Al igual que en Guild Wars no hay puntos que poner en atributos ni habilidades para elegir. La comparación surge porque es el otro MMORPG profesional al que he jugado, por lo tanto me va a servir de vara de comparación de ahora en más.

Apenas se crea el personaje se recibe la primera de muchas sorpresas. No todos los jugadores comienzan juntos. Dependiendo de la raza comienzan en ciudades distintas. Aun peor, todas las razas empiezan en unos poblados que recuerdan a Fraile Muerto o alguna localidad del interior de nombre similar, están alejados de todo centro poblado y uno está bastante solo. Recuperado de ese shock inicial uno se da cuenta cual es la idea: así como la pequeña niña de “El Baño del Papa” soñaba con ir de Melo a la gran ciudad a estudiar, uno sueña con subir de nivel para llegar a hacer cosas en serio, encontrarse con gente, y quien sabe que otras cosas divertidas. Es claro que en Fraile Muerto no hay mucha diversión.

Así es como vamos obteniendo las primeras quests que nos enseñan la mecánica básica del juego. Las primeras quests son realmente graciosas, en un mal sentido, casi todas en la línea de “¡Oh, noble héroe, mi sótano esta invadido de ratas! ¡Ayúdame! ¡Mata tres de ellas!”. Pero cumplen una función. Llevando paquetes ridículos de acá para allá y matando animales que ni siquiera contraatacan eficientemente nos vamos dando cuenta de lo enorme en tamaño del juego en el cual estamos. Las ciudades que sirven de bases en las cuales recibiremos quests están rodeadas de terrenos enormes que pueden llevarnos muchas horas recorrer. Y a medida que uno recorre, dentro de cada área, empiezan a aparecer cuevas, catacumbas, ruinas, templos, todos con historia, todas listos para ser explorados. Los ambientes son bellísimos, con clima, día y noche, realmente enormes y uno desea seguir avanzando para continuar viéndolos. Así es como uno comienza a engancharse.

También es en estas primeras horas que nos familiarizamos con la básica del combate, de mecánica similar al de muchísimos juegos de rol. Uno elige un blanco, y luego elige atacarlo. El personaje queda atacando hasta que cae o damos una orden como usar una habilidad. Es difícil enfrentar más de un personaje a la vez y uno tiene la sensación de que el combate es muy pausado. No representa un desafío desde el punto de vista de habilidad o reflejos, lo cual para un juego de rol es bueno. Suelo tomar café sin problemas mientras peleo contra bichos muy feos.

Como enfrentar dos o más personajes a la vez es difícil, uno se ve forzado a usar tácticas de guerrilla todo el tiempo, eligiendo blancos de uno en uno y buscando la forma de enfrentarlos solos. Eso transmite sensaciones muy distintas a las que uno puede tener en el Guild Wars o en el Diablo, donde es bastante frecuente que en un minuto el piso quede lleno de cuerpos. En conclusión, el combate además es más lento, mucho más lento que en la mayoría de los RPGs que recuerdo.

Las habilidades básicas se adquieren comprándolas con dinero y se habilitan a medida que pasamos de nivel. Al pasar de nivel suben nuestros stats, que si miramos la hoja de personaje queda bastante claro en que influyen y a medida que consigamos ítems mágicos, que bonuses debemos priorizar sobre otros dependiendo de nuestra clase.

Tras pasar unas buenas horas completando quests, nos van a mandar a otra ciudad, bastante lejos de aquella en cual comenzamos. Tras llegar a esta, después de caminar bastantes minutos, descubrimos un nuevo elemento de juego, las profesiones. Nuestro personaje podrá aprender profesiones como juntar hierbas, minerales, hacer pociones, hacer armaduras o armas, ingeniería, pescar o cocinar. Inmediatamente surge la pregunta de que aprender o que resultara más conveniente para la clase de nuestro personaje. Todas las profesiones dan habilidades interesantes, pero no podemos elegirlas todas. Lo interesante de esto es que esta decisión se presenta bastante después del inicio del juego, en mi caso una semana después de iniciado. De esta forma los diseñadores refuerzan una idea bastante importante durante todo el juego: ‘siempre hay algo nuevo por ver’.


En WoW todo es ENORME

Eventualmente, llegaremos a la ciudad capital de nuestra raza. Y ahí es donde empieza el juego en serio. Ahí es donde comenzamos a encontrarnos con muchos más jugadores y tenemos todavía más posibilidades a nuestra disposición, como formar un Guild, vender ítems en una especie de ebay y entrenarnos para usar nuevas armas. Y esto en mi caso fue dos semanas después de haber empezado a jugar. Cada vez que uno piensa ‘ok, de ahora en más esto es más de lo mismo’ el juego hace que aparezca algo nuevo. Cuando uno piensa ‘estoy cansado de caminar, me paso minutos y minutos caminando, esto no tiene sentido’ uno descubre un subte entre ciudades o medios de transporte más rápidos, como barcos o criaturas voladoras.

Esto es aproximadamente a nivel 10, cuando además nuestro personaje comienza a ganar talents, que pueden ponerse en un árbol de habilidades similar al del Diablo 2. Es acá donde podemos realmente customizar nuestro personaje y hacerlo distinto al de los demás. Cada cinco niveles, si ponemos los talents en lugares inteligentes del árbol, accederemos a poderes más avanzados. Por el contrario de lo que pasa en Guild Wars, uno siente que progresa permanentemente y todo el tiempo esta siendo recompensado con un poder nuevo, habilidad nueva, o escenario nuevo.

La parte social del juego esta mejor resuelta que en Guild Wars. Recordemos que en este solo veíamos a los demás jugadores en las ciudades y al salir a aventurar se nos creaba una instancia del mundo donde los únicos jugadores que había eran los miembros de la party. En WoW, todo el mundo es accesible a todos a la vez. Esto tiene un efecto interesante: desarrollar la parte social no requiere que uno detenga el juego, ya que se puede chatear por el canal general de una región mientras explora una cueva o resuelve quests. A su vez, es común encontrarse con una situación demasiado complicada para uno y que haya otros jugadores en la misma situación. Las parties surgen espontáneamente para sortear esas dificultades. Esto también agiliza el juego en las partes que son difíciles para uno. No hay necesidad de pasarse horas en el Chat preguntando si alguien quiere ir a resolver tal o cual quest.

También hay instancias solo para las parties, pero son dungeons especiales, súper difíciles. No hay muchas y tienen historia y ambientación muy rica, similar a lo que podría ser una aventura épica de DnD, como Temple of Elemental Evil o Tomb of Horrors. La mayor parte del juego no transcurre acá, y en el tiempo que voy jugando solo complete dos.

El juego tiene sus cosas criticables, además de la lentitud ya mencionada, provocada por las grandes distancias a recorrer y el combate de guerrilla. El desarrollo de algunas habilidades o quests parece un trabajo. Si queremos pescar bien, bueno, tenemos que pasarnos horas tirando una caña a un rió y sacando peces. Muchas quests siguen el formato ‘matar n monstruos’ y no requieren ir a ningún lado, ni hablar con nadie, ni solucionar un puzzle. Cuando matamos al lobo numero 53 y nos pasamos 30 minutos esperando que otro pez pique, es cuando uno se cuestiona un poco que hace jugando al WoW en lugar de estar regando las plantas o separando la ropa blanca de la de color. Finalmente, la historia es una cosa difusa, cada zona tiene series de quests que siguen arcos, pero no hay una sensación de un arco mayor que englobe todo el juego. No descarto que esto aparezca más adelante, como dije, el juego tiene la habilidad de recompensarte con cosas que pensaste que no estaban ahí al tener cierto progreso en el mismo.

Se puede acceder a una versión de prueba de 10 días de forma gratis. Existen servidores privados gratuitos, pero no los recomiendo. Hasta donde se, suelen tener población escasa (imposible jugar WoW solo, aunque la mayor parte del tiempo no estemos en una party), es complicado encontarlos funcionando 24/7 y por otro lado, uno se pierde los eventos que Blizzard pone cada tanto tiempo. Todos los fines de semana hay concursos de pesca, quincenalmente se instala un parque con juegos y en ciertas épocas del año hay eventos especiales. En navidad vino Papa Noel y nos dejo regalitos a todos en un árbol en la ciudad de los enanos, por poner un ejemplo.

World of Warcraft es una experiencia absolutamente recomendable para quienes disfrutan de la exploración, la aventura y ver como su personaje evoluciona nivel a nivel, algunos de los componentes básicos del RPG. La sensación de “mundo” que transmite es una cosa única, y así como en el mundo real, uno todo el tiempo tiene la sensación de que las posibilidades son infinitas.

lunes, 12 de enero de 2009

The Orange Box

Todos estamos familiarizados con las propagandas de “compra directa”. Esas propagandas eternas donde nos ofrecen artículos de relativo poco valor, pero que “aún hay más, si llama en los próximos 10 minutos, le regalamos…”. Para cuando termina el aviso, uno pretendía comprar una jugera y termina con un juego de cocina. The Orange Box transmite esa sensación, una colección de juegos que resultan moderadamente interesantes de forma individual, pero que juntos (y al precio de uno solo) se convierten en la ganga más grande de los últimos años.

El primero de los juegos es el Half-Life 2. Secuela de uno de los juegos más influyentes de la última década, el original se distinguía de los otros FPS por tener una narrativa. La historia iba mas allá de “vos sos un tipo con un revólver, ellos son los demonios/extraterrestres/nazis malvados, hay que matarlos”, sino que a partir de un eventos scripteados mostraban personajes y una historia, sin sacarnos nunca de la perspectiva de primera persona, y sin que nuestro protagonista dijera nada (la teoría del protagonista mudo). El segundo continúa esa tradición, el protagonista se despierta de una hibernación de casi veinte años, y se encuentra con un mundo distopico donde los sobrevivientes son esclavos de una raza extraterrestre y un grupo de resistencia lucha desesperadamente por liberar al planeta, todo esto sin mucho glamour. El juego introduce además un complejo motor de física (en los años posteriores muchos juegos siguieron su ejemplo, el suyo sigue siendo uno de los mejor logrados), con el cual es posible manipular el mundo mediante un arma que permite recoger, usar e incluso disparar casi cualquier cosa que no esté pegada al piso. Esto no solo creó una de las armas más interesantes de los FPS desde la moto sierra del Doom, también permitió crear un conjunto de puzles dentro del juego que no solo son desafiantes de resolver, sino que también se encuentran mejor integradas en el mundo que intentos anteriores.

El Half-Life 2 es un juego fundamental para cualquiera que se considere fan de los FPS; sin embargo, ya tiene sus años, y comienza a mostrar la edad. Para The Orange Box, se mejoraron las texturas y muchos de los efectos de iluminación, y si bien no tiene la calidad grafica de un Crysis o un Far Cry 2, logra mantenerse vigente.

Episodio 2: Más enemigos, más dificil... más todo...

Al original, The Orange Box agrega las dos expansiones: Episodio 1 y 2; las cuales continúan la historia del juego original (que necesitaba desesperadamente de una continuación). Estas expansiones son mucho más cortas que el juego original (alrededor de un tercio cada una), pero al encontrarse dentro de este paquete resulta mejor que si se vendieran de forma individual. Además, la presentación del paquete hace que sea mucho más sencillo continuar con el siguiente episodio cuando uno termina uno de los juegos (y además hace desear aun más que salga el episodio 3, malditos cliffhangers). A pesar del largo, cada uno de estos episodios resulta interesante en sí mismo, ya que agrega nuevas situaciones, enemigos, mapas e incluso mecánicas de juego al contenido original.

Esta es la pantalla más simple que pude encontrar de portal... Las cosas se pueden poner muy raras.

Pero eso no es todo. Al Half-Life 2 y sus dos expansiones, este paquete incluye Portal. La mejor forma de describir este juego es como un puzle en primera persona. La protagonista de este juego se encuentra encerrada como si fuera una rata de laboratorio, en un ambiente blanco y estéril, y la única forma de avanzar (y eventualmente, intentar escapar) es un arma que dispara portales sobre las superficies del mapa. Supongan que tienen que atravesar un precipicio que no puede saltarse, lo único que deben hacer es crear un portal en ambas riveras, y al entrar por uno se sale por el otro. Si se desea alcanzar un piso superior pero no hay escaleras, solo se necesita crear un portal en el techo y salir por ahí. Si se quiere eliminar un enemigo, un portal a sus pies y otro al borde del precipicio se encargaran de él en una forma muy “correcaminos”. El impulso también cuenta en los portales, por lo que si se desea salir con cierta velocidad, uno puede entrar por un portal al fondo de una caída de varios pisos para salir disparado por el otro lado. La mecánica de los portales resulta intuitiva y fácil de entender al observarla (y después de un tiempo uno desearía tenerla en el mundo real, haría todo mas fácil), pero no es fácil de explicar con palabras. Durante todo el juego, uno es seguido por la voz de Glados, una computadora omnisciente con una personalidad sicótica que sirve de supervisora de este “experimento de laboratorio” y provee una gran dosis de humor a lo largo del juego. El juego en si es bastante corto (la campaña principal puede terminarse en poco más de hora y media si uno ya conoce los puzles), sin embargo, el juego viene acompañado con versiones más complejas de los mapas originales y un editor de pantallas que permite a la versión en PC tener una vida más extensa gracias a la creatividad de la comunidad.

Meet your team

Pero esperen, aun hay más… Todos los juegos anteriores permiten crear una experiencia diversa y larga para el juego de un jugador. Para los que quieren dispararse unos a otros en un juego multiplayer, The Orange Box tiene algo para ellos también. El juego en cuestión es el Team Fortress 2. El original fue una modificación del Half-Life original, que permitía a dos equipos enfrentarse en combate mediante el uso de clases. Este juego tiene dos diferencias fundamentales con respecto a otros juegos multiplayer como ser el Unreal Tournament. La primera es el uso de clases.


Cada jugador puede elegir una de ocho clases de personajes distintos, y todos se juegan diferentes. El heavy es un tipo grande, lento y fuertemente armado que satisface al Rambo que hay en nosotros; el espía puede volverse invisible, disfrazarse de otros enemigos e infiltrarse en su base para aquellos que buscamos un juego más táctico; el demolition man confía en granadas y bombas de tiempo para crear trampas, combatir y defender una posición; el ingeniero puede construir torretas y municiones para mantener al equipo en forma, y el médico es el principal (y en muchas ocasiones, el único) encargado de mantener a todos vivos. Estas clases (y otras más) funcionan como un juego de piedra-papel-tijera, donde una clase no es lo suficientemente poderosa y versátil para ganar un juego sola (un demo man golpea fuerte, pero como sus armas tienen un alcance limitado es vulnerable a ataques a distancia; un heavy es fuerte y resistente, pero es tan grande y lento que se convierte en un blanco fácil para los snipers; un sniper es poderoso, pero la necesidad de mantenerse enfocado en la mira lo hace vulnerable a un ataque sorpresa de espías) y un jugador inexperto puede eliminar a un experto sin mayor dificultad, si ambos se encuentran en las clases adecuadas. Por esto, siempre se debe trabajar en equipo para poder lograr su objetivo.

Esta es la segunda característica fundamental: este es un juego de equipo. Un equipo bien coordinado es una fuerza digna de orgullo y temor, imparable e invencible. Un equipo mal coordinado, o donde cada uno haga la suya, es un montón de gallinas sin cabezas, no importa que tan buenos sean individualmente. Si uno se encuentra con un conjunto de personas que funcionan como equipo, es un espectáculo digno de observarse (incluso si uno está del lado que recibe); si uno se encuentra con un conjunto de personas que no funcionan bien juntas, puede volverse una experiencia terriblemente frustrante.



El juego se aleja de los otros del paquete en el estilo grafico. Mientras que los otros juegos apuntan a un mayor realismo (mención especial merecen los detalles en las expresiones faciales de los personajes que pueblan los otros juegos), el Team Fortress apunta a un estilo más caricaturesco, mezcla de Los Increíbles con los dibujos del correcaminos. Los personajes son grandes, expresivos y muy coloridos. Esto funciona muy bien dentro del juego. No solo permite transmitir un cierto sentido del humor ausente en otros juegos de ese estilo, sino que además permite distinguir fácilmente a los personajes. Cada clase tiene un diseño marcadamente distinto de los demás, e incluso los colores de su equipo son claramente visibles a gran distancia. Otros juegos de este estilo tenían iconos o marcas en el uniforme distintos para cada clase, y trajes de colores que resultaban inmensos y fuera de contexto para distinguir amigos de enemigos. En un juego donde uno tiene que saber a lo que se enfrenta o arriesgarse a terminar frente a una clase contra la cual la nuestra no presenta gran defensa, este estilo visual facilita enormemente las cosas.

Y ahí lo tienen, cinco juegos por el precio de uno (Half Life 2, Half Life: Episodio 1, Half Life: Episodio 2, Portal y Team Fortress 2), tres de los cuales son completamente originales. Si le agregan que varios incluyen sus propios editores de mapas, incluso las versiones de consolas presentan una experiencia inmensa para un FPS, y la versión de PC tiene impulso para rato. En una generación donde los precios de los juegos son bastante elevados, uno no puede pedir una ganga mejor que esta. Para los que les gustan los FPS y se han perdido algunas de estas experiencias, las escusas se están acabando.

lunes, 5 de enero de 2009

Prince of Persia

Prince of Persia es un juego con gran potencial. Realmente disfrute algunos momentos, pero también está lleno de decisiones de diseño que, si bien entiendo porque fueron tomadas, en cierta medida van en desmedro del producto final.


El nuevo Prince of Persia (así, sin subtítulos ni nada) es un reinicio de la franquicia. Tanto el personaje como la historia tienen nada en común con el príncipe que debía rescatar a la princesa del malvado visir de hace muchos años, ni con el príncipe perseguido con el poder de controlar el tiempo (el personaje más reciente). La historia de este nuevo príncipe ronda alrededor de un ladrón que debe ayudar a una princesa con poderes mágicos a detener una fuerza maligna que esta corrompiendo la tierra. Aquellos que hallan conocido un gran juego de PS2 llamado Okami pueden empezar a sentirse en casa.

Los graficos son muy interesantes, con un estilo que va entre animado y realista

Técnicamente, el juego está muy bien, lo cual se muestra en dos aspectos, principalmente. Primero, la animación de los personajes es espectacular, con movimientos fluidos que cuando son ejecutados en secuencia harían sentir orgullosos a los practicantes de parkour. Además, el estilo grafico del juego es muy interesante. Con un estilo intermedio entre cell shaded y realismo, todos los gráficos tienen la apariencia de dibujados a mano, parecido a los concept art utilizados por los artistas que trabajan en dichos juegos. Algunos escenarios son verdaderamente espectaculares.

Esto trae a colación el primero de los problemas de diseño. Anteriormente, los Prince of Persia eran juegos particularmente desafiantes, especialmente para los que empezaban. Todos los movimientos debían ser ejecutados con una precisión asombrosa, cada salto, rebote o caminata por la pared debía ser planeado con total anticipación y con una precisión de decimas de segundo, o se obtenía el resultado esperado (el príncipe cayendo a una muerte horrible, cargar de nuevo, esperar y vuelta a empezar). Esta curva de aprendizaje no solo era un problema para quienes comenzaban sus primeros pasos en la serie, sino que además dificultaba la exploración y la improvisación. A pesar de lo intrincado de sus mapas, el juego parecía tener una única forma de hacer las cosas. Los desarrolladores tomaron nota de este grave problema, y el resultado es casi tan grave: En este juego es, literalmente, imposible morir.

Cuando el príncipe cae a un precipicio, la princesa (con sus poderes mágicos) aparece para rescatarlo y dejarlo a salvo unos cuantos metros atrás; cuando el príncipe cae en una trampa mortal, la princesa aparece para rescatarlo; cuando el príncipe es apaleado por un enemigo, la princesa aparece justo antes del golpe final para evitar que mueras; siempre, incluso si esta inconsciente o maniatada, eso no evita que la princesa vaya a tu rescate. Esto facilita la exploración dentro del juego (si bien la forma de llegar de “A” a “B” sigue siendo lineal, hay muchos lugares interesantes para visitar dentro de cada mapa), pero obviamente afecta al desafío, haciéndolo inexistente. El personaje puede saltar hacia cualquier obstáculo sin ningún temor a lo que vendrá después y, sin importar la estrategia, casi cualquier enemigo puede ser derrotado con unos golpes de espada. Si bien algunos pueden pensar que esto es simplemente un método para ocultar un sistema de checkpoints particularmente generoso, hay más de un momento donde creo que es innecesario. Los movimientos son menos estrictos, y pareciera que en ciertos momentos uno está controlando una animación, no un juego. Como dije antes, puedo entender las decisiones, pero en este caso fue llevada al extremo.

Como pueden observar, la princesa en este juego tiene un protagonismo mayor que en otros juegos de la serie (o incluso del género). En esta ocasión, este personaje te sigue a todas partes, está a la par contigo respecto a acrobacias (lo que me hace pensar que en Persia, todos son parte del Cirque du Soleil) y sus poderes mágicos no solo te ayudan durante el juego, sino que te convierten en una fuerza imparable e inmortal. Es una suerte que, en más de un sentido, el personaje de la princesa sea el mejor personaje del juego. Uno puede interactuar con el personaje presionando un botón en casi cualquier momento para disparar una conversación. Es a través de estas conversaciones que uno obtiene la mayor parte información sobre el mundo, su historia y sus personajes. Es, también, a través de estas conversaciones que uno descubre que el príncipe es seguramente el peor personaje del juego. Vestido como ninja, el personaje se encuentra lleno de un sarcasmo y una chispa que harían sentir vergüenza a Indiana Jones y hacen que John McClane parezca un tipo sin gracia. El príncipe no pierde oportunidad para hacer alarde de sus habilidades con la lengua. Una frase tirada cada tres o cuatro saltos (y en un juego como el Prince of Persia, uno se puede imaginar que tan seguido es eso) o los momentos de interacción con la princesa son todas escusas para mostrar que los escritores no perdieron el tiempo en crear al personaje más odioso de muchos años (y yo conozco de personajes odiosos, después de todo jugué al Devil May Cry). Mientras la princesa tira información sobre el juego, el príncipe tira información sobre como sonar cool en los 80’, con acento de Long Island. El tipo es tan árabe como yo soy ruso (y no lo soy, para quien no me conozca)

Y es que este es el otro problema con este juego. Le falta identidad. Si bien se supone que es en Persia (digo, se llama “Prince of Persia”) el príncipe se viste como ninja y habla como Han Solo. Si bien existen pantallas que son bastante reminiscentes de “las mil y una noche”, hay pantallas que no parecen persas en absoluto (pantallas donde molinos de viento, tiraderos de barcos o cuevas de Moria son el motivo principal).


Conozcan al nuevo... ¿"Principe de Persia"?

En resumen, el Prince of Persia es un juego que en algún sentido decepciona. No es un mal juego, es un juego hermoso de ver y (a pesar de algunos problemas), divertido de jugar. Pero es un juego que en su intento por llegar más a las masas, perdió una parte de su identidad.


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